miércoles, 16 de octubre de 2013

TEMA 8. EDUCACIÓN ESTÉTICA Y EDUCACIÓN ARTÍSTICA


Como maestros es importante para nosotros contribuir al desarrollo de las funciones creadoras de la inteligencia de nuestros alumnos. Para ello debemos de tener en cuenta: la Expresión, que indica comunicación, la Estética, con las funciones creadoras y la Educación, dónde aparece las posibilidades de evolución, formación y construcción de conocimientos. Estas capacidades se transforman en: la música, el teatro y el arte. 

Los principios básicos de la vida del ser humano son: la convivencia con los demás y la inmersión en contextos socioculturales. Actualmente el contexto en el que se encuentra es un contexto muy rápido, los acontecimientos pasan a gran velocidad, la renovación de productos es constante y ello provoca un modelo de sociedad entre lo tradicional y lo moderno. Este clima donde la innovación dura muy poco, donde el mercado está lleno de posibilidades para el ser humano, dónde puede utilizar sus facultades de indagación, innovación e investigación.

Cada sociedad tiene sus costumbres y sus códigos cargados de posibilidades creadoras. Cada ser humano se debe relacionar con el universo que le rodea, cargado de símbolos cuyas posibilidades para la acción son infinitas, debe saber elegir y actuar.

Estos sistemas de símbolos son únicos de la mente humana, crean, fomentan y son conductores del pensamiento. Para la educación es fundamental indagar en los símbolos ya que es el motor para la acción.

Arte y estética se suelen interpretar como una parte de un todo. La estética nos acerca a lo sensible de las obras, a la belleza que transmiten. Cada obra transmite diferentes estímulos a las personas que la están observando. La experiencia estética nos ofrece pistas sobre nuestra propia vida, nuestros deseos, nuestras preferencias… Por este motivo se debe invitar al alumno a crear y construir un objeto estético para conseguir que sea protagonista de su vida.

La educación artística es una experiencia de aprendizaje en si misma que favorece propósitos pedagógicos. Cuando un alumno crea se produce en él un goce, un alza de su autoestima, comunicación y coordinación con sus compañeros creando una atmósfera de confianza, de compartir, de sensibilidad, etc. Es un proceso que sirve al alumno de entrenamiento para su vida.

Lo adecuado para este proceso de creación son 4 fases: sensibilización (descubrir), identificación (reconocer), desarrollo (buscar soluciones) y producto (manifestar tu yo).  

Desde las escuelas debemos adaptarnos a los cambios de la sociedad, y cubrir las necesidades de creación de nuestros alumnos, dejando sitio a la educación expresiva, estética y artística.

 

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