Como maestros es importante para nosotros contribuir al
desarrollo de las funciones creadoras de la inteligencia de nuestros alumnos. Para
ello debemos de tener en cuenta: la Expresión,
que indica comunicación, la Estética,
con las funciones creadoras y la
Educación, dónde aparece las posibilidades de evolución, formación y construcción
de conocimientos. Estas capacidades se transforman en: la música, el teatro y
el arte.
Los principios básicos de la vida del ser humano son: la
convivencia con los demás y la inmersión en contextos socioculturales.
Actualmente el contexto en el que se encuentra es un contexto muy rápido, los
acontecimientos pasan a gran velocidad, la renovación de productos es constante
y ello provoca un modelo de sociedad entre lo tradicional y lo moderno. Este
clima donde la innovación dura muy poco, donde el mercado está lleno de
posibilidades para el ser humano, dónde puede utilizar sus facultades de
indagación, innovación e investigación.
Cada sociedad tiene sus costumbres y sus códigos cargados
de posibilidades creadoras. Cada ser humano se debe relacionar con el universo
que le rodea, cargado de símbolos cuyas posibilidades para la acción son
infinitas, debe saber elegir y actuar.
Estos sistemas de símbolos son únicos de la mente humana,
crean, fomentan y son conductores del pensamiento. Para la educación es
fundamental indagar en los símbolos ya que es el motor para la acción.
Arte y estética se suelen interpretar como una parte de
un todo. La estética nos acerca a lo sensible de las obras, a la belleza que
transmiten. Cada obra transmite diferentes estímulos a las personas que la
están observando. La experiencia estética nos ofrece pistas sobre nuestra
propia vida, nuestros deseos, nuestras preferencias… Por este motivo se debe
invitar al alumno a crear y construir un objeto estético para conseguir que sea
protagonista de su vida.
La educación artística es una experiencia de aprendizaje
en si misma que favorece propósitos pedagógicos. Cuando un alumno crea se
produce en él un goce, un alza de su autoestima, comunicación y coordinación
con sus compañeros creando una atmósfera de confianza, de compartir, de
sensibilidad, etc. Es un proceso que sirve al alumno de entrenamiento para su
vida.
Lo adecuado para este proceso de creación son 4 fases:
sensibilización (descubrir), identificación (reconocer), desarrollo (buscar
soluciones) y producto (manifestar tu yo).
Desde las escuelas debemos adaptarnos a los cambios de la
sociedad, y cubrir las necesidades de creación de nuestros alumnos, dejando
sitio a la educación expresiva, estética y artística.
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